Conseguí la novela del trotskista traductor de Asimov. EL Rufián ya me habló bien de ella, y PC , nuestro ideólogo estético, hasta me pidió que se la prestara. Dice en la solapa que Salvador Benesdra, el autor de "El traductor" (Ediciones de La Flor), dominaba siete idiomas (castellano, inglés, francés, portugués, italiano, alemán y ruso). Empezaba a aprender japonés cuando se arrojó por una ventana en 1996.
"Me dije que tal vez era cierto después de todo que las ideologías están muertas; me regodeé mirando por la ventana del bar cómo el sol caliente de la primavera de Buenos Aires comenzaba a fundir todas las convicciones del invierno"
Es un gran comienzo. Lástima que mi pila de lectura está en estos días más embotellada que el buffer de impresión de la red del Ministerio de un país subdesarrollado.
Otra frase, al azar:
"Tal vez fue recordar a Sartre en 1990 lo que hizo que no me sorprendiera al verla entrar de nuevo en el bar. Estaba ya tan sumergido en la atmósfera irreal de ese anacronismo existencialista, que me pareció natural ver acercarse hacia un ex trotskista a esa adventista acudida supuestamente para oír confesiones desgarradoras sobre las fechorías narcotrafiqueras de una oscura banda internacional."
PC, si querés te la presto y me la devolvés en un un par de meses cuando mi panorama se aclare. Dormí dos horas de siesta porque no pegué un ojo en toda la noche, y ahora me voy a una clase de artes marciales. Tengo que leer Rousseau, corregir un texto (pago) y terminé la mitad del Didascalión, un curso acelerado en escolástica escrito por un intelectual parisino del siglo XII. La sensación de que hace días que me estoy olvidando de algo.
1 comentario:
Creo que con ese comienzo esa novela compra a cualquier vástago de la Generación X.
Pensaba el otro día en todo este quilombo generacional. Se supone que somos parte de la Generación Y (nacimos con tecnología informática, jugamos videojuegos de pendejos (si no lo seguimos haciendo) y vivimos conectados (cada uno con su pulcro Blog)) pero la verdad, ese encanto decadente y nihilista de la Gen X me seduce mucho y refrescarme con esas pastillas que posteaste de cinismo posmo de un ex trotskysta políglota me hace pensar en los Smashing Pumpkins o en El Otro Yo... Pura melancolía adolescente.
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