viernes, septiembre 21

Historia, crítica y utopía

Y el barco de Vito Dumas oscilando el océano mientras Europa se hundía en la guerra: 'Escribió los siguientes libros "Solo, rumbo a la Cruz del Sur", "Los cuarenta bramadores", "El crucero de lo imprevisto", "Mis Viajes"'.

Terminé mi monografía:

"La crtítica de Bloch y Benjamin busca exceptuar las obras de categorías heredadas, extraerlas de su contexto original y situarlas dentro de un relato que las problemtatiza, que pone en evidencia su inscripción en configuraciones histórico materiales. La crítica lee desarrollos históricos, las huellas en las obras de tendencias surgidas y luego postergadas con el correr del tiempo, y los contextos socio-históricos que les permitieron surgir o las relegaron al olvido. Por eso, interpretar significa problematizar los objetos, concebirlos como producto de una época de transición y buscar en ellos los rastros de procesos tanto de cambio como de resistencia a él. El crítico, en este escenario, es el estratega, el dialéctico que Benjamin imaginaba como navegante por las olas de la historia, que reordena la herencia del pasado para preparar el terreno de lo nuevo, que agudiza aún más la tensión entre la cultura heredada y la por venir. La aparición de lo nuevo, para Bloch y Benjamin, es el resultado de desarrollos históricos, es la confluencia entre una voluntad subjetiva y las condiciones materiales ofrecidas por la época, “la coincidencia con el kairós histórico” como requisito necesario de la genialidad según Bloch. El crítico es capaz de percibir “una nueva belleza en lo que se desvanece”1, de leer en los detalles de una obra las secuelas del tiempo, como quien aprecia las arrugas de un rostro y reconstruye mentalmente el recorrido de una vida, pero también como quien especula sobre las potencialidades que abren determinados avances históricos, parado sobre las ruinas de lo anterior, como Benjamin certificando el fin de las narraciones tradicionales y dándole la bienvenida a las nuevas formas de escritura habilitadas por la moderna industria editorial. El valor de una obra surge, entonces, de su capacidad para profundizar tendencias presentes en aquellos materiales que la constituyen, para agudizar las contradicciones entre lo viejo y lo próximo a nacer. Acentuar este proceso, dirigir la mirada a este margen del presente aún sin resolver, buscar argumentos en el pasado para poner en evidencia el cambio y sostener su necesidad, éstas serían las tareas del crítico. Su mirada oscila entre la perspectiva a futuro, y la evocación del pasado, entre la realización de un proyecto político y social y la expresión de su forma aún no realizada. La perspectiva utópica habilita este diálogo que atraviesa la historia como constante reactualización en el presente de anehlos y proyectos frustrado."

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