"Chicago: invisible jerarquía de italianos descerebrados, olor de pistoleros atrofiados, un espectro terrenal nos golpea en las calles Norte y Halstead, Cicerón, el Parque Lincoln, mercachifle de sueños, el pasado invadiendo el presente, rancia magia de las máquinas tragamonedas y de las posadas del camino.
En el Interior: una vasta subdivisión, antenas de televisión que se elevan hacia el cielo sin sentido. En las casas inmunes a la vida, planean los jóvenes y absorben un poco de lo que ellos eliminan. Sólo los jóvenes aportan algo, y no son jóvenes mucho tiempo. (A través de los barrotes de San Luis Este aparece la frontera muerta, los tiempos de los vapores fluviales.) Illinois y Missouri, las miasmas de los pueblos que levantan túmulos, el culto envilecido de la Fuente de Alimentos, festivales crueles y horribles, el horror definitivo del Dios Centípedo llega desde Mounville hasta los desiertos lunares de las costas del Perú.
América no es una tierra joven: es vieja y sucia y maligna antes de los colonos, antes de los indios. El mal acecha, esperando.
(...)
Y el tedio americano se cierra alrededor de nosotros como no lo hace ningún otro tedio del mundo, peor que Los Andes, altas ciudades montañesas, el viento frío desciende desde las montañas de tarjeta postal, un aire fino como la muerte en la garganta, ciudades fluviales de Ecuador, la malaria gris como la droga bajo un Stetston negro, escopetas que se cargan por el caño, los buitres espiando por las calles cenagosas... "
Naked lunch by William Burroughs
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