viernes, octubre 6

יועמ"ש הכנסת עו"ד אלשטיין: חקירת הנשיא בעבירות

Había leído unos textos de Walter Benjamin. Esa noche prendí la televisión. Pasé, como siempre, por varios canales y me quedé en la BBC para leer los titulares al pie de la pantalla. Había uno misterioso: "FBI probes 'Mafia Bible' for code". El FBI busca un código en la "Biblia de la Mafia". Esas fueron las palabras que ingresé en el buscador de Internet. Parecía el inicio de una buena historia.
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Benjamin era aficionado a la Cábala. Aunque decir "aficionado" no es exacto. Equivaldría a decir que las personas que van a misa son fans, seguidores, de Jesús. Eso, sumado a que Benjamin era ateo. Su interés por la Cábala radicaba en su método, en la forma particular en que los cabalistas toman las palabras escritas en la Biblia y extraen a partir de ellas un sentido nuevo acerca de Dios, el mundo y el hombre (en su relación con los anteriores). A Benjamin, supongo, le interesaría el mecanismo. O sea, la pregunta acerca de cómo producir lecturas acerca del destino del hombre (mejor, la sociedad), cómo encontrar coordenadas para ubicarse en el mundo (y la Historia). El crítco cultural sería un hacedor de mapas. Pero si los cabalistas se perdían en los versículos de la Biblia, Benjamin se perdía en los documentos (los archivos) de la cultura: la poesía, el arte, la publicidad, etc. Tal vez se parecieran Benjamin y los cabalistas en que ambos concebían un destino para sus recorridos, había un proyecto que los enmarcaba, leían para llegar a alguna parte.
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La Cábala asigna números a las letras de la Biblia. Mediante estos números se realizan operaciones matemáticas y de combinatoria cuyos resultados ofrecen nuevos sentidos. Las palabras significan más cosa que lo que significaban antes. Pero el procedimiento no es perfecto. O no está del todo desarrollado. La Cábala requiere un trabajo que es permanente, un estudio y reescritura de los sentidos del texto sagrado. Es lo mismo que ocurría, que ocurre, con el trabajo de los traductores que es, según Benjamin, también permanente. Hay que buscar el código, la lengua madre que permita hacer una traducción exacta y definitiva, aunque en principio esa lengua no existe, y por lo tanto el proceso vuelve a empezar otra vez. Los cabalistas no sé qué esperan, porque no sé que es la Cábala. Tampoco sé que esperaba Benjamin.
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En Internet encontré la noticia: había una Biblia, un capo de la Mafía y unos agentes del FBI a punto de perder las esperanzas.

Continuará...

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