lunes, septiembre 4

Para una definición de Pandora


Hoy me pasé el día corriendo para terminar una traducción. Y toda la tarde sonaba de fondo Pandora, esa base de datos que compila discos y artistas, y que deja al alcance de un click toda la historia de la música pop. Busca los artistas, elije los temas, los engancha (ya clasificados) y arma una radio a pedido del usuario, una especie de mapa de la zona que éste eligió. Parecido a GoogleEarth y su sistema de fotos satelitales que hace lo que quiere con el planeta Tierra-- lo convierte en un juguete. Pandora es un satélite que da vueltas al archivo de la música del siglo XX, un OVNI. Hoy le pedí temas de Sinatra. Llegaron algunos, bien. Después, temas de Bing Crosby. Con Crosby llegó Sam Manning. Los comienzos del jazz, década del ´20, mucho piano y clarinete, sonido de risas en la barra, Gatsby que mira desde lo alto, una sombra en la terraza, cerca y lejos de la fiesta.
Pandora siguió con sus enganches. Después fue un viejo blues man, Furry Lewis, que tuvo algún hit a fines de los 20´, se retiró durante la Gran Depresión y casi cae en el olvido. Alguien se acordó de él en los ´60, y volvieron a editar sus discos-- él decía, dicen, que había inventado el "slide". Y después llegó Annette Hanshaw, tal vez la primera mujer estrella de la músca popular americana, optimismo jazzero, frases saltarinas, "I´m like a baby, there is no maybe". Y de ahí a una hilera de canciones de cantantes de country, que por alguna razón en Pandora se mezclan con el blues y el jazz, al menos los de esta época. Jimmie Rodgers, Hank Williams, James Tubb, Woody Guthrie. Baladas cansadas que me hacen acordar al reggae, con otro ritmo, pero la misma actitud de vida pausada, relatos de viajes en trenes, vagabundos, problemas con la ley y amores en lugares lejanos, como Denver u Oklahoma. El reggae tiene un feeling rural.
Me acordé de algunos versos de Bukowsky, sobre estos años ´20 y ´30 de Estados Unidos y la Gran Depresión:

"Los hombres estaban de pie en sus porches
fumando cigarrillos,
y sabían
que había que salir
a buscar empleo
que probablemente no
existía, que había que arrancar ese coche
que probablemente no
arrancaría."

Pensé en la figura del linyera en las películas y la televisión de USA. Me acordé de un capítulo de "ALF, el extraterrestre", uno de los pocos en los que salía de la casa. Era para tomarse un tren. Terminaba viajando con un linyera que le ofrecía comer de su cena de frijoles enlatados. Willie lo iba a rescatar y quedaba encantado con la vida al aire libre, viajera, del linyera, el campo y "las estrellas tan brillantes". Casi como los beatniks de "En el camino", como Kerouac subido a los autos robados de su amigo Dean Moriarty (viajero experto en trenes) para recorrer el país, para salir y entrar de las ciudades con fondo musical de be-bop.
Después me di cuenta. Me había pasado la tarde con estas grabaciones de música popular de los ´20 en USA. Pensé en la plata que hubiera tenido que gastar en otra época para escucharlas, pensé si lo hubiese logrado. Y pensé en el tiempo que hubiera transcurrido hasta ese momento, la espera entre el impulso por tener el disco y la compra. Me acordé de cuando caminaba por la Avenida Corrientes y me paraba en los quioskos de revista para encontar los fascículos del Eternauta que me faltaban (no conocía el final). Y pensé en las personas que habría tenido que consultar, las revistas que hubiera leído, los expertos en música y discografía, y me imaginé las recomendaciones que me hubieran dado, o que hubiera encontrado en torno a ese vago objeto de consumo y deseo, la música popular americana de los años ´20 y ´30 - grandiosa-, a la que, entonces, no puedo decir que encontré, porque en realidad nunca la busqué. (Y, por supuesto, me acordé del Tower Records que abrieron en Avenida Santa Fe y Riobamba, a fines de los ´90, que trajo sus bateas repletas de discos importados y, sobre todo, las estaciones para escuchar discos, tantas tardes dedicados a ellos).

Esto se parece a una operación de mejora del ser humano. El sueño del cyborg que se transforma en una versión mejorada de sí mismo. Un día lo van a inventar. O mejor dicho, lo van a anunciar en los medios. Entonces, se va a discutir si es bueno o es malo, pero Pandora (y sobre todo, lo que promete como nueva línea de juguetes -la próxima temporada-) multiplica hoy, ya, la extensión de tus sentidos (¿Qué querés escuchar? Ahí tenés. ¿Más?), incluso aunque no se la escuche.

1 comentario:

Bosco Urruty dijo...

Me gustan tus textos. Todo ese comentario de Alf y su peregrinaje. Todo eso que es volcar la impresiones que normalmente guardamos en algún lugar -en el baño tal vez- para vestirlas cuando estamos junto a alquien que pueda entenderlas.
Sería lindo vivir en un mundo de seres libres!