lunes, enero 30

Delay de una semana en el blog. De Iguazú llegamos a Florianópolis. Si en Misiones era complicado escribir, acá es casi imposible. Internet, como todo acá, es caro. Huímos a una playa en la que, dicen, cobran poco por acampar. Vamos con Martín, porque Gastón, Marcos y Alejandra se van a vender artesanías a la parte norte de la isla, donde están los turistas europeos, y el dinero brota como agua de un manantial. Hacia el sur las playas se hacen más económicas. Allí van los argentinos y los uruguayos a alquilar pequeños departamentos. Nos quieren cobrar casi lo mismo que a ellos por armar una carpa, y cuando creemos que todo está perdido nos recomiendan ir a Naufragados, la punta sur de la isla de Florianópolis. Una hora de viaje, 3km de caminata, subir y bajar un morro, y llegamos a una bahía de arenas blancas, morros cubiertos de verde, un arroyo, pescadores borrachos, y la negra Ze-Ze que atiende el Bar do Aladim. Acampamos gratis. Tuvimos mucha suerte.
Se me acaban los minutos en el cyber. Tenía pensado escribir más sobre Misiones. Los caminos en los montes de Wanda. Los buscadores de piedras semi-preciosas para el mercado de turistas que llegan en los buses de las agencias de turismo. La gendarmería. Una redada en mitad de la noche en el camping abandonado donde pusimos las carpas. El gendarme Reyes nos dice que tengamos cuidado, y no sabemos si se refiere a los traficantes de drogas o a sus soldados que nos miran con cara de tumbas. Al otro día nos apuran en la calle. Plata para tomar algo. Uno pasa y nos vuelve a decir que tengamos cuidado. El tipo que había estado ofreciendo vender un paquete de marihuana, resulta ser uno de los gendarmes de la supuesta redada. Terminamos desarmando las carpas, y huyendo en un ambiente cada vez más espeso.
También quería escribir sobre el pombero (¨es bueno, hay que hacerse amigo, que no se enoje¨), el yasi yateré, y un extraño perro sin cabeza del que hablaba el hijo de la señora que atendía un bar en Wanda. En Ciudad del Este, me compré un reproductor de mp3.
Pero con un delay de una semana o más, esto ya no es un diario. Me parece que tiene un exceso de colorido, tipo realismo mágico más novelas de aventuras. Podría escribir un análisis de Misiones como posible escenario para una épica arraigada en el territorio, como la conquista del Oeste y su carga simbólica para la cultura norteamericana. Después habría que destruirlo, o demostrar su falsedad.

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