Se hizo de día en seguida. Pensé que me iba a despertar desesperado, en una ciudad sin bares, cines ni diarios. El post-navidad es lo más parecido que podemos vivir al cine del fin del mundo. El bueno. El que describe el final como un proceso gradual, casi imperceptible. Como el de "Los niños del hombre". Ahora no hay bares, cines ni diarios pero estoy tranquilo. No hay nada de que preocuparse.
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