lunes, abril 9

¡Por la canillas del mono, compadre!


"Es un cóndor flaco. Anda cabizbajo y en ojotas, vestido siempre con los mismos pantalones y una camiseta gastada. Su cresta luce como un entrecejo fruncido, y en general transmite la impresión de un tipo sin suerte ni grandes ambiciones. Está enamorado de Yayita y suele robarle las flores del jardín antes de tocarle el timbre para regalárselas. Pero nadie en Pellotilehue, su ciudad, luce mucho más próspero. Cuando sale a divertirse termina en lugares como el bar “El Tufo” o el restaurante “El Pollo Farsante”, donde se encuentra con amigos de apodos inquietantes como el Chuletas, Cabellos de Ángel, Garganta de Lata, Comegato. A veces, un grandote y sobrador Pepe Cortisona lo espera para saludarlo al grito de “¡Pajarraco desgraciado!”, al que Condorito responde con alguna variante de “¿¡Qué cuentas, jetón?!”, mientras las piezas de la trama van acomodándose hasta producir ese puñado de viñetas que -todos los lectores lo saben- desembocará en un remate coronado por desmayos y un ¡Plop! Un ¡Plop! que volverá a repetirse página tras página en cada entrega de la revista, y que es una marca registrada de la historieta más popular de América Latina."

(mi nota sobre Condorito para Ni a palos)

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