"Los Morales se installaron en la Villa 14 de Septiembre, un pueblo de unas treinta chozas de troncos sin puertas ni ventanas con algunos cobertizos que se improvisaban como bares. El camino moría en un río sin nombre por donde llegaban canoas de tronco repletas de coca, yuca, papaya y banana.
La cotidianidad cambió para Evo. Al principio creyó que podía vivir a base de frutas. Desayunaba jugo de naranja y el resto del día comía papaya y plátano. A los pocos días sintió mareos y empezó a cocinar arroz y yuca y a cazar algún jochi. Sus manos se hicieron ásperas de tanto usar el machete y sentía que se le reventaban. Los antiguos colonos le explicaron que lloraban sangre."
Jefazo. Retrato íntimo de Evo Morales. Martín Sivak, Editorial Debate, 2008.
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