miércoles, enero 14

The end of the world

6-1

Paramos en Tupiza. Ayer estuvimos toda la tarde haciendo la cola de migración. El resto del día atravesamos el altiplano desértico, por caminos de ripio o tierra que parecen construidos para unir ciudades en carretas. Caseríos de adobe y kilómetros de sierra terrosa y áspera. Cada tanto una nena vestida de chola ofreciendo quesos de cabra al costado del camino. Rebaños de cabras espantados por la bocina del micro.
El hospedaje en Tupiza está agotado. Quedan unas camas en los hosteles más caros, como en Villazón donde los pasajes se agotaron a media tarde y en la cola fronteriza había rumores sobre camiones de carga que subían gente en el mercado. Conseguimos un cuarto con colchones en el piso en una pensión que parece la vecindad del Chavo.
El 6 de enero es fiesta de Reyes en Tupiza, una pequeña ciudad polvorienta y encajonada entre un río y elevaciones de tierra, en la que se puede caminar desde el centro hasta las sierras, como en las ciudades antiguas. Acá se peleó la primera batalla que ganaron los criollos contra el Ejército Español en las Guerras de Independencia. Las casas de turismo ofrecen excursiones a la ruta que siguieron Butch Cassidy y Sundance Kid a su paso por la zona, la cueva donde, dice, los mataron. A la noche vamos a la Fiesta, en las afueras, hileras de puestos de humitas, empanadas y guisos de maíz y carne de llama. En ruletas improvisadas llenas de dibujos y colores, se levantan apuestas. La gente tira monedas. Hay tiro al blanco y metegoles. Una pequeña muchedumbre que desfila o se queda escuchando las bandas en el escenario. En un puesto, compro un amuleto para la buena fortuna, un fajo de Euros atados con una cinta dorada, que el vendedor envuelve con cuidado en un nylon y me coloca entre las manos extendidas. Enciende un brasero con alguna suerte de incienso y hace un rezo señalando la figura de una Virgen sobre el tablado. La Virgen de Urkupiña, me dice, y me invita a conocer el santuario en Cochabamba, como tantos, dice, en todo el mundo, que vienen a visitarla. No parece tan convencido, como si supiera que en este caso la transacción se reduce a entretener a un gringo.
En el escenario, conjuntos de danza hacen breves shows anunciados como la antesala del inminente carnaval. Al fondo, se ven las luces de una vuelta al mundo que gira lentamente en la oscuridad punteada de guirnaldas luminosas.

7-1

Los chicos con los que estoy pasaron la noche en la estación de trenes para conseguir boletos a Uyuni. Yo me quiero quedar otro día más acá, y las camionetas que van al Salar, la gran atracción de la región, ya salieron o no consiguen llenar el cupo mínimo de turistas. Doy unas vueltas en busca de personas para incluir en el tour, hablo como un agente de turismo. En la estación, los pocos mochileros que llegan me miran con desconfianza. Mañana me voy a Potosí.

2 comentarios:

pretty printing dijo...

no sabía que butch cassidy habia estado por ahí.

estaría bueno llevarlo a william gibson no?

charly dijo...

sí acá deberían ambientar la ciencia ficción del siglo xxi países, más o menos, emergentes