domingo, septiembre 21

Asus

Ayer volví a la Petrobras de Agüero y Santa Fe, y estrené la wi fi con mi mini laptop después de tantas tardes de estudiar apuntes y saborear rosquillas, y hasta sopas de fideos deshidratadas de China, en uno de los pocos puntos de venta que conozco. Era una tarde de sábado, y jugaban Quilmes y All Boys en la tele. El relator pronosticaba una jornada repleta de episodios deportivos, que iba a prolongarse hasta entrada la noche. Cuando el árbitro marcó un tiro libre, hubo expectativa por saber si implementaría el nuevo invento, la espuma trazadora de una volátil línea blanca sobre el césped. La usó, y los jugadores respetaron el dibujo y armaron la barrera sin adelantarse, ante un tiro libre que fue desvíado.


El único que seguía el partido era un entusiasta, gritón, despatarrado en una mesa, abajo de la pantalla, con una bolsa de mandarinas en la mano. Tenía predilección por Estebán García, de Quilmes, que parece había sido amigo suyo del barrio en Longchamps. Me pidió que lo buscara en el sitio oficial del club, y ahí estaba la foto carné del "crack". Quilmés ganó, creo, y el Gordo, como dijo llamarse, dejó el autoservicio trastabillando por la playa de la estación. A intercambiar dos o tres saludos con unos taxistas y la encargada del local, con quienes compartía una vaga complicidad. El mismo lugar aparecía en el poema de Llach, el de "Un tipo con cara de rana / en el bar Las Vegas de Santa Fe y Agüero". Cuandor revisaba el perfil de García me di cuenta, él y el Gordo son más chicos que yo.

1 comentario:

pretty printing dijo...

en rosario no me pasó nada comparable, sólo un par de mozos que me hacían comentarios sobre lo pequeñas que vienen las computadoras últimamente