martes, noviembre 20

Para una definción de la merceología

Estuve leyendo el nuevo artículo de Iglesias-Selci en revista PLANTA. Supongo que no vendría mal repasar algunas categorías del Capital, para entender del todo a dónde quieren llegar. No lo tengo a mano, por decirlo de algún modo, así que a lo mejor más adelante (tendría que comprarlo, leerlo, procesarlo, etc.) De hecho, las partes que más me gustan de sus artículos son las que se ensañan con los críticos. Fueron pasando Alan Pauls, Peter Sloterdijk, Fredric Jameson, y aunque leí algunas cosas de ellos, tampoco es que me senté un rato a comprobar que las injurias teóricas que les tiran por la cabeza se sostengan (más alla de que los artículo de la dupla sean altamente convincentes, y tengan más méritos de los menciona este post).
En el último artículo se la agarran con Walter Benjamin de una manera, me parece, un poco arbitraria. Está bien que las citas que eligieron les den pie para encuadrarlo en ese movimiento crítico que, según vienen diciendo, se deja llevar por las "fantasmagorías" e "imágenes" de la cultura. Ese es su horizonte, por lo que entiendo, discursos sobre la producción de cultura que, aunque se anuncian como materialistas y se disponen a analizar hechos históricos concretos, terminan empantanados, fascinados por entidades que ellos mismos acaban de superponer a los objetos, el "post-humanismo", la "post-literatura", la "memoria urbana", y detrás de los cuáles el impulso crítico termina siendo algo más parecido a una excursión de lectura. O sea, una expedición que en lugar de referir los objetos a sus circunstancias materiales se convierte en una paseo por el texto del mundo, y por sus signos a la espera de esa mirada especializada, refinada que aumente la densidad semiótica de la cultura (¿inflación?) y transporte la discusión crítica a nuevas alturas teóricas.
Se burlan de eso, creo. Y en el caso de Benjamin, se trataría de su pasión anticuaria. Hay algo más en sus análisis, no sólo adicción por el pasado y sensibilidad para los paiasajes en ruinas, porque al lado de sus evocaciones sobre el fin del aura y la experiencia hay especulaciones sobre las posibilidades de la cultura por venir, sobre la forma en que deberían relacionarse los sujetos con ese pasado, en función de construir otra cosa. Entonces, obviamente no se trata de repetir sus gestos: ni coleccionar estampillas ni salir a flanear por los mundos virtuales de la web. En todo caso, lo que se podría analizar es cómo se "traduce" una forma extinguida en términos de una realidad que es concretamente diferente. Y así, en Dirección Única las colecciones de estampillas eran parte de un recorrido por las nuevas formas de circulación del arte y la escritura en Alemania, en la década del ´20. O eso me parece.
De todas maneras, no quería hablar bien de Benjamin, sino entender a qué apuntan Damián Selci y Claudio Iglesias cuando acusan a la crítica de dejar de lado una zona importante de los problemas que considera. El otro día en una encuentro de críticos marxistas, en el CCCoop, había dos mexicanos que se dedicaron a analizar el discurso zapatista y a conectarlo con conceptos de Adorno y Benjamin, con lo cuál el zapatismo terminaba creando sus propios precursores y se lo entendía a la luz de "constelaciones" de sentido, prefiguraciones utópicas y algún otro frankfurteanismo. Cuando terminaron de hablar, no habían tirado ni un sólo dato sobre la situación real del movimiento zapatista, sus últimas campañas, algún logro que hubiera obtenido o derrota que hubiera padecido. De hecho, no mencionaron ni una vez al Estado Mexicano. Y lo mismo hizo un chico de una agrupación de desocupados de la Provincia: analizar su propio discurso en términos marxistas, y ni una vez referirse al Estado y su relación en los últimos años con: políticas de empleo, redes clientelares, modificación del escenario político-económico en general. Me suena que a algo así se refieren estos artículos, omisiones por el estilo.

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Me quedó "el punto de viste merceológico". Y "el valor de uso", que parece concentrar todas las miradas por estas horas, y Raimondi que parece un faro metodológico. Sigo después.

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