¿Qué hago navegando por Paris con el Google Earth, un viernes a la cinco? ¿Por qué no empiezo a trabajar? Se hace tarde y puse un disco de Edith Piaf. Ayer a la noche aparecí en un blog de Bolivia dedicado a su escena literaria, y encontré una nota de alguien que espera la llegada de la novela prometida de un escritor, Edmundo Paz Soldán, que dijo que, tal vez, escriba de su infancia consumida entre aventuras tipo arcade, esa "subcultura de los videojuegos" de la que hablaban Mariano y el Rufián. ¿El spleen? La NASA puso on-line sus satélites para hacerle sombra a los pibes de Google, y ahora dicen que encontraron, después de 3.000 años y miles de subsidios literarios, la isla de Ithaca de la que habló Homero, el puerto de Ulises. Se ven las marcas en el pavimento de las lágrimas de Penélope (después están sus cartas de amor, medio cursis: las dejaba en los foros de poesía de AOL, tal vez creía que Ulises llegaría a ellas, sin querer). Me acuerdo de la noticia que impactó al mundo, que lo va a impactar en el futuro según Arthur C. Clarke en "Cita con Rama": vamos a empezar a irnos de este planeta pero un día, no muy distinto, antes del final, unos ingenieros y una multinacional van a desagotar el Océano Mediterráneo, y mientras nos preparemos para subir a las naves vamos a poder pasear por el más grande museo al aire libre que se pueda imaginar, una gran llanura en la que se vienen juntando naufragios y tesoros desde hace tres milenios. Ah, qué dirán los arquéologos, qué dirán.
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Demasiadas comas
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