Mi computadora quedó en mi casa, cubierta de sábanas; están pintando desde hace una semana. Mi hermana me dejó su departamento, y se fue a Córdoba, pero su computadora está llena de virus. En un locutorio de San Telmo, entonces, me siento como un turista, y me las arreglo con una máquina baqueteada por 1.50$ la hora- al lado mío, una chica lee una Daily Planet.
Acá a la vuelta, comimos helado con [p.] hace un par de noches. Le ponen un touch de criollismo con el sabor mate a la crema. Antes, habíamos comido en el bar de Bolívar y Humberto 1º, al lado de "La Coruña". El mismo día se había roto la cerradura del departamento, y cuando salimos a comprar otra terminamos en el Mercado que tiene la mitad de los puestos ocupados por negocios de antiguedades. Sin salir del predio se pueden comprar desde estampillas de los países comunistas, hasta bife de lomo y repuestos para el lavarropas.
Enfrente de lo de mi hermana, sobre Balcarce, hay una pared pintada de blanco con una puerta corrediza. A veces abren la puerta y puede verse un patio y el frente de una antigua mansión, también blanca, con aire colonial, escalinata y galería con columnas. Le pregunté a Susana, la encargada del edificio en el que estamos. Es un salón de fiestas, al que vienen muchos embajadores. No suele haber movimiento, me dijo, tal vez por lo exclusivo del lugar, pero los días de fiesta llegan camiones obligados a maniobrar lentamente para ingresar por la puerta desde la estrecha calle.
Ayer con [p.] volvimos caminando desde Constitución por la calle Brasil. [p.] se acordaba de un bar por el que había pasado una vez, pero nunca lo encontramos. Vimos muchos edificios antiguos, casi todos arruinados, pero ninguno tan extraño como el de la "Compañía Italo Argentina de Electricidad". Un pequeño frente de ladrillos, con la puerta y ventanas enrejadas, con aire gótico acentuado por la terraza con almenas como un castillo. El edificio debe ser una subestación del sistema eléctrico. En Internet dicen que la compañía estuvo involucrada en el escándalo de coimas que terminó con el cierre del Consejo Deliberante en 1941. Perón fue de los que investigaron el tema. Un buen decorado.
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