viernes, junio 2

Luddismo de bolsillo


Hiroshima 45
Chernobyl 86
Windows 95


Graffiti en una pared de Barracas, hace unos años. El ánimo de los hackers, entre helechos y manchas de húmedad.



Stencil de San Telmo. Apareció en seguida apenas lo busqué en el Google.



Así quedó la página del SIMCE (Sistema de Medición de la Calidad de la Educación) de Chile, ayer, después de que un grupo de hackers se solidarizara con el movimiento de secundarios. De todas maneras, no duró mucho la pantalla, en cuanto la descubrieron los técnicos del sitio, la dieron de baja. Como soporte para hacer pintadas, podemos decir, las paredes siguen siendo inmejorables. Porque tirar abajo una pared seria demente, y pintarla de nuevo requiere un gasto, y tiempo, y ese es el nicho al que apuesta el graffitero, la pared abandonada, la falta de fondos para volver a pintarla. La diferencia para los hackers está en que los sitios abandonados no sirven, porque no los visita nadie. Y los que sí se visitan, no sirven porque enseguida alguien advierte que hackearon la página y con un par de clics la sacan de circulación. El hacker tendría que intentar algo paradójico: modificar la página pero de tal modo que los cambios que introduzca sean de una sutileza tal que se tornen imperceptibles. Bueno, eso o hacer un revival de las viejas tecnologías de comunicación, los marcadores y los aerosoles, las paredes.

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