Llegan noticias a los foros de traductores, como una vez llegaron rumores de los bosques encantados. Ya no es la época de los presagios, cuando por las noches, junto al fuego, se narraban historias que conjuraban el peligro. Había manadas de lobos hambrientos, refugios de montaña, seres de fantasía, como el decorado de una torta servida en la posada de un camino abandonado (Europa).
En los foros de traductores se alza la voz de alarma. Es contra la aparición de encargos que se filtran a través del anonimato del correo eléctronico. Pedidos de lectura, revisión, correción de documentos mal escritos. Precios bajos por encargos crípticos que a la larga se descubren como una práctica extendida: las empresas más competitivas reclutan traductores para que corrijan los despojos del software. Su misión: pasar en limpio el texto de una traducción automática, servir de enlace entre el mundo de la inteligencia artificial (en desarrollo) y el lenguaje técnico de los manuales. Abaratar costos, mientras las computadoras aprenden a traducir, hasta que esa curva en descenso (sueldo-hombre/palabra) interrumpa su caída, y allí, en ese margen de error donde el lenguaje de las máquinas se choque con su última frontera, los traductores volverán a armar su campamento, el nicho de mercado que estaban esperando. Entonces sí, la última batalla.
1 comentario:
Éste me inspiró un post.
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