Tarde de hacking en Telefónica

Fui al Espacio Telefónica. Una muestra de Eduardo Kac, artista brasileño. Alguien lo calificó de "biopunk" por sus obras que involucran la creación de seres vivos con su código genético intervenido. Un conejo verde fosforescente. Bacterias que llevan encriptadas en su ADN un versículo de la Biblia, traducido al código Morse. Una planta que se alimenta de la luz que le envían usuarios de Internet de todo el mundo a través de sus webcam.
Las obras paracen salidan de la mente de un publicista, pagado por tecnócratas con consciencia social, cuya idea es divulgar las últimas novedades de los laboratorios de investigación en genética, en forma de arte, como comentarios irónicos dichos al pasar en vernisages de centros sofisticados como este Espacio Telefónica. Guardias como los de la Casa Blanca. Ambiente presurizado. Salas vacías. No esta mal, plantas artificiales que nadie visita a la espera de una lectura crítica o un entrepeneur con sueños de revolución en el rubro merchandising.
En el primer piso del Espacio se pueden sacar libros de arte y diseño de una estantería, y tirarse a leer en unos sillones. Hay cuatro o cinco computadoras con plasma para navegar por Internet. Me pasé dos horas tratando de esquivar el bloqueo de los sitios prohibidos: todos los servidores de mails y blogger.com. Quería escribir esto mismo desde ese cyber que podría ser gratis, si no fuera porque Telefónica piensa que está bien que la gente visite sitios de arte y moda, pero no que malgaste su tiempo comunicándose con el exterior. Hice casi todo lo que recomendaban varias páginas pero no funcionó, y ahí quedó mi carrera de hacker, frustrada incluso antes de empezar.