viernes, mayo 19

Días que pasan entre misas y novelas

¿Nadie se dio cuenta? El Código Da Vinci no está en contra de la Iglesia. "Hubo excesos, hubo errores", ese es su lema, como dice Pablo C.. Compartimos charlas sobre best-sellers que nos sirven de consuelo como ningún grupo de auto-ayuda. Los dos leímos la "Novena Revelación", y esas cosas tienden lazos emocionales como si hubiéramos sobrevivido juntos al hundimiento de un submarino. Esa es la felicidad de los best-sellers, salir para contarla.
Y el Código Da Vinci en realidad no existe. Y su secreto es un invento diseñado en las oficinas de prensa de los medios masivos que potencian el eco de un rumor de una queja de un cura inseguro y revanchista. Dan Brown no quiere destruir a la Iglesia, por favor, ¡quiere mejorarla! Es cierto, escribe como un robot, pero cada tanto le sale una fantasía, como ese monje albino, loco, violado, killer del Opus Dei, que mata por amor, sí, por amor a la religión, y que finalmente es una pobre alma, otra más, que no sabía lo que hacía, no te enojes.

Y hablando de religión, y de Mariano Grondona... ¿Soy yo, o cada vez más se parece a una misa su programa? Hace un mes dijo que había que seguir el ejemplo de la familia Bragagnolo, y rezar por los asesinos de "nuestros" hijos (sólo que hasta ahora no se demostró que hubiera asesino en ese caso). En el último programa, lo trajo al hermano de Matías Bragagnolo, y le dijo que en el fondo, al final, aunque no parezca, Dios está, y todo, todo, incluso la muerte más estúpida tiene su Sentido, así, con mayúscula. Y lo dijo con mientra miraba a sus dos opinólogos, sus monaguillos descarriados.

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