viernes, junio 22

Hoy voy a tomar mate. Puse a calentar agua, ayer compré un mate, una bombilla, un paquete de yerba CEBESE -o algo así- sabor naranja. Es la primera vez que compro ese equipo en mi vida. En realidad tengo un termo, y tomé mate cuando me fui solo a Uruguay en carpa hace un par de años. Es un termo muy chico, y a los uruguayos de la proveeduría de la Pedrera les causaba gracia que les fuera a pedir tan poca agua caliente. Pero es la primera vez que voy a tomar mate en mi casa. Si nadie sirve mate hasta ahora me hacía un café; el mate me hace acordar a mi viejo, que se la pasaba calentando agua y cebando. Y hoy, también, me compré un libro de O. B. sobre  los crotos y linyeras. Y en el primer párrafo de la presentación O. cuenta que está sentado frente a uno de los últimos representantes de esa "subcultura de trashumantes" que recorrieron las rutas y las vías del país desde principios del siglo XX. Tiene enfrente un mate y una pava. Y "Se trata de mi padre", dice.

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"En una cultura pop que incorporó la presunción de obsolescencia en cada producto de masas puesto a la venta en el mercado, la ironía es una manera de asociarse y al mismo tiempo distanciarse de todas las cosas, mientras las compañías promueven el éxito pero también el fracaso de sus creaciones" - Brad Troemel, Peer Pressure.

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