jueves, enero 13

Hoy caminé por la playa hasta que ya no había nadie a la vista. Y después seguí caminando. Estuve solo toda la tarde mirando el mar.
En el baño del camping ayer conversábamos con unos chicos. Un uruguayo quería saber adónde podía ir de viaje por Argentina. Por el Norte, sí, le respondía otro argentino, pero es una ruta que se volvió demasiado "cheta".
Fue algo melancólico. Se están acabando los lugares de turismo lumpen, era la idea, y alguien mencionó los pueblitos de Jujuy que ahora se volvieron centros de veraneo. "Vamos a tener que salir a buscar nuevas rutas, y armar otros circuitos, San Marcos Sierra, por ejemplo".
Pensé en La Playa, del gran Danny Boyle. El mito que mantiene viva la llama de la exploración mochilera es el de ese lugar que es más barato, rústico, desconocido, peligroso y/o alejado de la modernidad. Esa meca de los backpackers, el Shangri-La de los mochileros.
De todas manera, La Pedrera es hermosa aunque se haya convertido en una sucursal de Punta del Este.
En la peatonal venden un libro de una vieja pobladora de la zona, que cuenta su historia, con testimonios y fotos de los primeros habitantes, los primeros turistas, el boom. Me lo voy a comprar. La mitad de mi mochila son libros y una botella de whisky uruguayo Mac Pay.
Mañana me voy a Valizas, y de ahí al legendario Cabo Polonio. Después no sé.

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