lunes, mayo 12

... privado hasta de las bellotas de los cerdos que yo apacentaba con bellotas (Lc. 15,16)

Hace unos días entregué mi monografía. Le puse "Libros y peregrinaciones. La práctica de la lectura en las Confesiones de San Agustín". Así que si funciona, termino Letras. Ahora mi mamá quiere hacerme un regalo. Estuve viendo historietas en una librería on-line de UK y me anoté "Watchmen", una de súper-héroes con fama de clásico de la literatura universal, y la saga completa de "Bone" en un solo tomo, papel barato, como era antes (de Bone no es mucho lo que sé, me acuerdo del personaje que era una suerte de pitufo blanco perdido en el bosque y que llegó a convertirse en una épica aclamada, que le gustaba a Diego "El turco" Abu, viejo amigo del que guardo pilas de historietas europeas en mi biblioteca y que hace unos años que no veo, salvo de casualidad, pero confío en su juicio forjado en una adolescencia de coleccionismo Marvel Comics. (Diego era instructor de Magic en el Shopping Caballito y conocía al campeón nacional de ese juego de cartas para fans de la literatura fantasy: le hacía partido al pibe que viajó a Japón a competir en el mundial sponsoreado por la empresa, pero esa es otra historia). También tengo una idea para un post sobre mi inminente salida del sistema de educación formal. Pero me voy a correr un rato, recién hice un intento de mandar un CV a un aviso que pedía blogger para escribir 3 o 4 posts diarios sobre tecnología y cultura, aunque tuve que inventar la edad y poner fecha de nacimiento en 1984. El perfil buscado era sub-25, bilingüe, con "curiosidad por lo nuevo", hambre de gloria y prosa de corresponsal en Saigón. Yo vi la caída del Muro, en el '89, y los tanques de Saddam en Kuwait, en el '91, por el noticiero del 13, y esas son cosas que te marcan.

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"Los sarcásticos comentarios de Benjamin, acerca del "pretencioso gesto universal del libro", comienzan a cuestionar el papel estelar asignado a éste hasta entonces como herramienta de cultura y educación, y pueden servir como contrapunto para leer una obra como las Confesiones de San Agustín. Si Benjamin empieza a escribir el pase a retiro del libro en una época en que éste aún presta servicios y parece gozar de buena salud, la obra de Agustín fue escrita muchos siglos antes de la invención de la imprenta, en el siglo IV, en tiempos en que los códices y rollos aún eran los medios más utilizados para conservar la escritura. Sin embargo, en las Confesiones pueden encontrarse las primeras referencias a modos de lectura que luego encontrarían en el libro, manuscrito primero, y más tarde impreso, un soporte ideal. En ese sentido, este trabajo pretende analizar las Confesiones siguiendo la práctica de la lectura tal como aparece descripta en diversos pasajes de dicha obra, y relacionarla con las ideas sobre el lenguaje y el aprendizaje expuestas en El maestro, otro libro de San Agustín. "

Versión completa, acá.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

cuidado que hay en puerta una camada de advenedizos nacidos a comienzos de los noventa pregonando que fueron testigos de los primeros shoot'em up y la ulterior caída de las .com a través del portal de terra.

eso le gana a tu cable coaxil de canal 13, no?

charly dijo...

ya los veo a ellos también corridos por las nuevas camadas facebook, los emos de Pizzurno y la guerra de la soja, fines de la década '00, el desencanto del siglo XXI... da para un poema trans-generacional