jueves, mayo 1

La verdad está ahí afuera

Avanzo por los últimos párrafos de mi última monografía como estudiante de Letras. Es 1° de mayo pero no tengo trabajo, hace frío y no sé qué me deparará el futuro cuando los cines y teatros dejen de hacerme 50% de descuento. Será el invierno que me tienta al patetismo de los mejores personajes de Dickens, esos absurdos y sentimentales exabruptos.

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"Los escritos de San Agustín remiten a una relación personal entre el lector y el texto, que hace de la lectura un momento de reflexión no solo sobre el sentido de las palabras sino también sobre la propia vida. La escena de la conversión del Santo muestra con claridad cómo el acto de leer implica para el lector un cambio de conducta y una nueva forma de entenderse a sí mismo. A lo largo de las Confesiones San Agustín recuerda la falta de tiempo para dedicar a la lectura, que padecía en su época de maestro de retórica, y describe sus proyectos de una vida en comunidad junto a familiares y amigos, con el fin de lograr un espacio aislado de las distracciones mundanas. Una razón semejante encuentra en las sesiones de lectura silenciosa de Ambrosio, a las cuales imagina motivadas por el deseo de mantener a distancia a quienes pudieran interrumpirlo. Igualmente, el recorrido biográfico de las Confesiones puede entenderse como la búsqueda de un ámbito de meditación espiritual que es propiciado por la lectura, y que por lo tanto coincide en el tiempo con la formación intelectual del santo, su aprendizaje de las primeras palabras y sus estudios de gramática y retórica. Si, como vimos, la lectura de las Sagradas Escrituras en San Agustín se acompaña de un replanteo de la propia vida, se comprende que dicho proceso de interpretación incluya la búsqueda de un espacio de autonomía, como ruptura respecto de la cotidianidad. Se prefigura, así, a la distancia, la idea moderna del lector absorbido por el libro y rodeado por un manto de silencio que no debe ser profanado. Una lectura desarrollada en la intimidad, que encuentra en el libro un soporte económico, fácil de transportar, ideal para un tipo de experiencia individual y solitaria. Cuando Benjamin en 1928 esboza una crítica de los antiguos modos de circulación de la palabra escrita, se refiere, justamente, a la concepción del libro y la lectura ligados a un espacio de autonomía, y lo expresa en función de cambios sociales y técnicos que la volverían anacrónica; de la horizontalidad de la página impresa, a la "verticalidad dictatorial" de los carteles del cine y la publicidad, y de la meditación reposada del lector frente al libro, a "Las nubes de langostas de la escritura, que al habitante de la gran ciudad le eclipsan ya hoy el sol del pretendido espíritu". Formas colectivas de la lectura, muy alejadas de esa recepción de las Escrituras que realizaba San Agustín, en la que éstas parecían contener un mensaje dirigido a él y referido a sus circunstancias personales."

6 comentarios:

C.E dijo...

Eh, Charles, te acompaño en el sentimiento. Yo que ya estoy del otro lado tuve que hacer un duelo largo de todos los "beneficios" de la vida de estudiante. Y es cierto, como decía Chris Carter, "la verdad está ahí afuera" y es dura, muy dura. Pero dale que vos tenés lo que se necesita para patear traseros y conseguir trabajos deluxe.

Un abrazo

charly dijo...

gracias, compañera, ahí vamos... tengo cuatro o cinco planes, mi idea es diversificar la producción como recomienda Alberto Fernández, y ya tengo un plan B. Si nada funciona me dedico al origami, estoy haciendo grandes progresos en formas geométricas, voy a postear alguna un día de estos. saludo! c.

C.E dijo...

Jejeje, "origami". Y bue, es realista aunque no lo parezca...Ánimo, seguro que no habrá que pasar al plan B.

Un abrazo

Cecilia Pavón dijo...

y servirán para algo esos libritos electrónicos de amazon? como el mpr de libros? yo quiero tener uno

charly dijo...

yo también quiero uno, para leer blogs fuera del teclado y el mouse, son menos ergonómicos que los atriles de la Edad Media

Anónimo dijo...

me imagino que los copistas del renacimiento carolingio tenían una idea bastante ajustada de la ley de fitt, para la época al menos.