Bragagnolo

Entro en Google en busca de novedades sobre el caso Matías Bragagnolo. Se esperan con mucho interés los resultados de la segunda tanda de análisis. Cuando estén listos, van a estar todos los datos para determinar qué le pasó a este chico que murió en la puerta de un edificio de Barrio Parque después de una pelea callejera y una corrida. Fue a pocas cuadras de mi casa. Una abogada, en un blog, se hace vocera del sentido común argentino:

"...la sociedad toda es la víctima de un sistema perverso y una delincuencia organizada, la que actúa sin remordimientos y en total impunidad."

Grondona quema incienso y tira agua bendita. Blumberg quiere meter presos a los adolescentes. Once chicos y un policía detenidos por un asesinato cuyos testigos describieron como una pelea y una discusión que no dejaron marcas en la víctima. Dos días después de que un chico muere por causas dudosas, el padre pide mano dura. Los medios mandan fruta. Una señora en un country aparece baleada en la bañadera, toda su familia limpia las huellas de la sangre y se pone de acuerdo para declarar ante el juez una versión, por lo menos, curiosa del crimen ("No nos dimos cuenta")-- pasan dos años y lejos de recibir los estigmas de una condena social, el hermano sospechoso de la víctima sigue como periodista económico en el cable. La pregunta es, qué pasa si los resultados del caso Bragagnolo no confirman la teoría del asesinato, las patotas y ese Palermo salvaje del que hablaba la revista Noticias, Majul y cía.