jueves, abril 27

De mi barrio

En la confitería Plaza del Carmen de Scalabrini Ortiz y Santa Fe me siento a leer una breve historia de la filosofía del arte, o Estética, desde Platón hasta el presente. A veces funciona, para mí, sentarme en un café sumergido en el ruido de las conversaciones de otras mesas que se superponen. Supongo que se combinan la diversidad de tonos y volúmenes, y el resultado es un colchón sonoro o murmullo que me concentra. Pero a veces, como ayer, se sienta en la mesa de al lado un grupo de señoras paquetas que se dispone a compartir un té, y a ponerse al tanto de las últimas noticias. La delincuencia en Palermo últimamente desconcierta incluso a su público más fiel.
Una de las señoras leyó entera y en voz alta la crónica de La Nación de un robo en Arenales y Rodríguez Peña (creo que es Barrio Norte, pero comparte ideales y esperanzas con este Palermo). El caso es que cuando dos jóvenes trataban de robar un negocio en la esquina citada, se cruzó un policía, los empezó a correr, y uno de los ladrones, de 24 años, ahí mismo en la vereda se pegó un tiro en la cabeza para no ir a la cárcel, donde ya había estado.
La señoras, espantadas.
Se me ocurrió asociar esta noticias con la de la muerte de Matías Bragagnolo. También fue en Palermo, y lo que había empezado como la denuncia de un crimen producto del accionar de una patota de chicos, liderada por Soronguito, de 13 años, hoy se devela como un caso de muerte por enfermedad congénita, a lo sumo activada por la agitación que le produjo la pelea, las corridas, y el abandono del policía que no se quedó a asistirlo cuando se desompuso. El caso pasó de crimen a abandono de persona.
Me parecieron dos historias interesantes para hacer las crónicas de los protagonistas. En las dos, lo que parecía un delito más, entregado en bandeja para servise el restorán de la opinión pública, a pedido de Majul y cía, terminó en tragedia, pero también en otra cosa.
También iba a contar que la charla de las señoras fue larga y muy interesante, y entre otras cosas una de ellas era vecina, cuando era chica, de la familia Terrabussi. Pero no viene al caso.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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